lunes, 6 de junio de 2016

GÉNEROS LITERARIOS (2)
Tomando como ejemplo mi poema Caminante
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POESÍA

De tanto andar, caminante,
tienes ya los pies de tierra,
de tierra tienes las manos
y hasta los ojos de tierra.

Te crecen cardos en flor
en las besanas del alma,
abrojos en los linderos
y en los senderos retama.

De besana, linde y senda
tienes, caminante, el alma


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PROSA

Se te han endurecido los ojos, caminante, de otear cumbres rocosas; se te han aterronado las manos de palpar cárcavas y desfiladeros, y tus pies, mineralizados, comulgan con los cantos rodados de barranqueras sin nombre. Tus pensamientos, de flor de cardo, se desgarran entre abrojos. Abre besana, amigo, y procura que en las lindes, crecidas de zarzamoras, no se te hiera el alma. Abre besana.


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TEATRO

Escenario: Una luna colgada del techo. Al fondo, como único decorado, un panel negro, donde serpea un camino que se pierde en la noche.
Los focos inciden sobre la luna y el camino, dejando al actor en penumbra.

El caminante, bastón y mochila, con aspecto cansado, monologa:

--De tanto mirar al horizonte tengo ya los ojos como canicas de barro, y las manos como lascas de pedernal. Si me quedo quieto un rato, mis pies echarán raíces

Una voz en off, canta:

Cardos en flor te han crecido
en los límites del alma.
Quédate quieto en la linde,
pon tu corazón en calma.

El caminante trata de andar y no puede. Alguien pone en sus ramas dos ramas florecidas. De espaldas a los espectadores, los brazos extendidos en cruz, habla quedo, deletreando casi:

--Savia mi sangre, clorofila mi aliento. Al fin, acabaré siendo lo que siempre he amado: camino y árbol.


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ENSAYO

No es del todo cierto que, como dice Machado, se haga camino al andar: Si se camina por superficies rocosas los pies no dejan huellas. Tampoco los pies se convierten en tierra por mucho que se camine, aunque sea descalzo,  por los barbechos labrados y blandos. Son exageraciones de poetas Y es de suponer que los ojos están para ver y no para jugar con ellos a canicas.
Los cardos ni secos ni en flor crecen en el alma. En el alma, si acaso crece algo, son pasiones en racimo.
La retama queda para las lindes, y los senderos para el burro o el tractor.
Supongo que estará conmigo, querido lector, cuando digo que gracias a nosotros, los ensayistas, y si acaso a ciertos historiadores serios, el mundo no queda a merced de poetas locos, cuentistas y novelistas de poco fiar. No los leas.

                                                                                 18 de Octubre de 2009
Taller literario
Fernando Garrido Redondo



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