miércoles, 8 de junio de 2016

Fuera de contexto



Todavía recuerdo el roce de tus labios en mi cuello, el sabor de tu boca y la mía fundidas en un beso eterno. Las caricias de tus manos temblorosas a mi vientre liso. El tacto de tus dedos, ágiles y expertos, recorriéndome por dentro. Recuerdo todo eso y mucho más.
Me hablaste de tu infancia, de tus sueños, tus anhelos. Me hiciste confidente de tus secretos más oscuros, de tus miedos. Sin proponérmelo, me convertí en el guardián de tu menoría. Y después… me abandonaste a mí suerte, me dejaste a la deriva, sola, abrumada por el peso de mi carga.
He soportado mil envites y mareas, años de distancia y soledad y sin embargo, no te guardo rencor porque he compartido tus lágrimas, tu dolor.
Hoy por fin mi viaje ha terminado, otras manos, muy distintas a las tuyas me acarician, me han sacado de la arena, me han abierto, desplegado tu alma. Estaba hueca y me llenaste.
Ya puedo caer y romperme en mil pedazos.
Hoy, ya no seré nunca más esa botella que llevaba tu mensaje.
Pevima.

No hay comentarios:

Publicar un comentario