lunes, 21 de diciembre de 2015




NAVIDEÑO

  Los árboles ateridos se ofrecen al viento gélido que los besa amoroso, soñador de hojas y susurros, primaveras cálidas, verdes caricias, cielos azules, soles equinocciales, pájaros cantores y lunas llenas.

  Hoy parlotean las cotorras forasteras posadas sobre los esqueletos de los chopos y las higueras. El cielo es bajo, color panza de burra; los gorriones esconden la cabeza entre las plumas y las tórtolas  se refugian en las cornisas de los edificios.

  Hay una tristeza opaca, una letanía inaudible de pedigüeños de iglesia, de pobres de solemnidad, de viajeros a la nada demacrados y contritos,

  Las familias, en torno a la mesa, celosas de su intimidad, cantan villancicos mal rimados en voz baja, vergonzante, para no ser oídos por los mendigos  que deambulan en su búsqueda eterna de preguntas sin respuesta.

  Es Navidad. Creedlo.



                                                                          Fernando Garrido
                                                                                           Navidad/2015

Los gestos.

Pobre desgraciado.

La sala de espera es enorme, semi-acristalada, de paredes blancas y plantas en los rincones. 
Entra un hombre, va vestido con un traje de Armani y una camisa blanca de Lacoste. Lleva unos mocasines blancos de Gucci. Sin sacar las manos de los bolsillos se sienta en una de las dos sillas que hay en la sala, la que esta apoyada junto a la pared derecha.

Vuelve a abrirse la puerta, otro hombre entra, viste una traje normal sin marca, una camisa color mostaza y zapatos marrones.

El primer hombre lo mira de arriba a abajo, sin llegar al contacto visual. Se percata de que al nuevo, le falta no solo un brazo, sino los dos, pues el derecho es una prótesis bastante mal disimulada, muy poco estética.
"Pobre inútil, pobre desgraciado" piensa. La victoria ya es suya, no tiene rival.

Los dos hombres están sentados unos frente al otro. El tiempo pasa... 
Lo que ninguno sospecha es, que desde el mismo momento en el que pusieron un pie en la sala, están siendo observados.
El del traje de Armani no para de atusarse el cabello, su pie es un repicar constante contra el suelo. No ha mirado ni una sola vez al otro, su mirada se ha perdido al otro lado de la ventana, en el exterior.
Por el contrario, el hombre sin brazos ha mantenido intermitentemente el contacto visual, con el brazo y pies ligeramente abiertos, denotando relajación y conciencia postural. Luce una sonrisa en los labios que le produce arrugas junto a los ojos y el leve descenso de las cejas.

La decisión es aparentemente sencilla, muy sencilla en realidad, la decisión ya está tomada. Solo hay un pobre desgraciado en esta sala, va vestido de Armani y lleva mocasines blancos.

PEVIMA.

SENTIDO DEL OLOR

SIN AROMA


Un mundo sin aroma sería como el agua: incolora, inodora e insipida. ¿Para que condimentar? ¿Para que crear perfumes?. Todo daría igual.
C.B.





GUSTO

MARAVILLOSA ENSALADA


Maravillosa ensalada. Percibí todos sus gustos: el dulce de la uva, el salado del langostino, el amargor de la escarola, el crujir de los frutos secos y la acídez del vinagre. Todos los sabores se mezclaron en mi boca, sintiendo una sinfonia de placer.
C.B.





PENSAMIENTOS NAVIDEÑOS DESCREIDOS (Con perdón)

(Si yo fuera...)

1  Si yo fuera crédulo estaría feliz en Navidad. En mi descreimiento respetuoso me limito a sonreir

2  Si yo fuera Dios no obligaría a los hombres a compartir eternamente tiempo y espacio.

3  Si yo fuera rayo de sol no sería suficiente la eternidad para el goce infinito de atravesar el cristal sin romperlo ni mancharlo.

4  Si yo fuera ciego me ahorraría el deleznable espectáculo de algunos belenes y de muchos adornos navideños.

5  Si yo fuera niño volvería a creer, sin lugar a dudas, en los Reyes Magos.

6  Si yo fuera tú dejaría de leer estos aforismos a riesgo de caer en una depresión sin remedio.

7  Si mi cociente intelectual fuera el de un mono, tendría suficiente con un plátano sin embalajes dorados ni estrellas de Oriente. 

8  Si yo fuera el vecino de enfrente, recibirías una felicitación de Pascua, tradicional, y te sentirías decepcionado.

9  Si yo fuera como debería de ser, dejaría escrito: Felices fiestas y próspero Año Nuevo; pero como no sé lo que soy, se me rompe el bazo al escribirlo.

10  Si yo fuera Herodes ordenaría que a todos los recién nacidos se les llamara Jesús, hijo de Dios; y así llenaría el mundo de paz y armonía.

11 Si yo fuera un ángel pediría ser cualquier ángel menos el de la Anunciación. No sé mentir.

12  Si yo fuera cruel dejaría de darme pena José. El pobre y sufrido José.

14  En Belén se lo creyeron todo !Qué buena gente!

15  En fin... Navidad. Con vuestro cava, vuestro turrón y vuestro pan os lo comáis.



                                                                                    Fernando Garrido. Navidad, 2015

El observador.

 Línea  170

Le encanta coger el autobús, durante 4 años lo ha utilizado todos los días de entre semana al menos unas 4 veces , ha sido partícipe y muda espectadora de infinidad de historias. A cual más esperpéntica.

Recuerda aquella vez en la que un hombre le contaba a otro la historia de las casas adosadas, todas grises, que cruzan de punta a punta el pueblo de al lado.
Recuerda también a las dos gitanas que hablaban de una que estaba endemoniada, que había saltado el barranco sin hacerse ni un rasguño.
  
Ahora, en el que será probablemente su último viaje en esa linea antes de mudarse, escucha con atención a la pareja que está sentada justo detrás de ella.

El hombre le echa en cara a la mujer la pérdida de dos móviles valorados en mas de 500 euros cada uno. Ella contraataca acusándolo de gastarse el dinero en metadona. Al final, llegan a un acuerdo, él cogerá sus últimos 50 euros y el coche y se irá al centro a realizar algunos "tratos". Le recuerda que es él quien lleva el dinero a casa para que puedan comer y que cuando cobre al mes siguiente, comprará 2 móviles de 600 euros. Bajan en la parada del hospital.

Nuestra discreta y nostálgica oyente, sonríe para sí, echará de menos la línea 170, sus variopintos usuarios y sus estrambóticas historias.

PEVIMA.

EMOCIONES



EMOCIONES


Me gusta ayudar a los demás, creo que es muy gratificante, sobre todo a personas mayores, para las cuales, cualquier gesto, aunque parezca insignificante para nosotros, como: escuchar alguna antigua historia o ayudarles con la bolsa de la compra, o simplemente preguntarles como están. Es un gesto que pienso les hace sentir bien y te miran a los ojos, alrededor de los cuales surgen infinidad de arruguitas, y te dicen: "Gracias".
Yo tengo una vecina de calle, la señora Rosa, que tiene 94 años, es menudita con el pelo canoso, que siempre lleva una bolsa en las manos y anda despacio, muy despacito; pero también es vivaracha, y la cabecita muy bien amueblada y lúcida.
Cuando la veo, me paro con ella y se le alegran los ojos.
Me cuenta cosas, como que ella es mayor, pero muy limpia. Otro día me recitó un poema que le enseñó su padre, cuando era pequeña, y la verdad es que me emocionó.
Por eso, estos pequeños detalles me hacen sentir importante, me hacen sentir viva.
C.B.


SITUACIÓN EMBARAZOSA

TIERRA TRÁGAME

Todavía recuerdo aquél día y aún se me suben los colores a la cara.
Era una tarde en casa de unos familiares.
Al rato llegó mi sobrina a la que acompañaba una amiguita y su madre, eran de raza negra.
Nos pusimos a conversar y salió el tema de una película que habian hecho la noche anterior: Los Santos Inocentes.
Por si alguien no la ha visto, aparte de recomendarla, trata de la vida de una familia a finales de los años 50 o principio de los 60. Su existencia en un cortijo extremeño, y de como los señoritos los utilizan y humillan a su antojo.
Mi cuñado dijo que le había impactado, porque él lo vivió en sus propias carnes, si no igual algo parecido. Entonces yo sin encomendarme ni a dios ni al diablo dije:
-Es que parece el mismo trato que le daban a los negros esclavos.......y me quedé callada.
Se hizo un silencio, un poco incómodo.
Yo me levanté, me fuí al baño, esperando que se abriera la tierra y me tragara.
Al rato volví, estaban con otro tema y jamás hemos vuelto a sacar esta conversación.

C.B.

Día de Difuntos.

 DÍA DE DIFUNTOS.

Se acerca todos los santos y el señor Antón recuerda con añoranza aquella época pasada, en la que los mayores se reunían ante el fuego, para contar historias de miedo. Mientras pequeños y jóvenes los escuchaban en silencio, atentamente, aun a sabiendas que aquella noche no serían capaces de conciliar el sueño.

Todavía puede oír potente y atronadora la voz del tío Ramón, contando la historia de aquella vez en la que cazando, tres veces mató a un conejo y este, por tres veces se levantó y marcho trotando por el campo.

De la misma manera y con total nitidez, puede ver a su propio padre explicando con sumo detenimiento, como una noche, mientras el y su tío dormían en el monte, un potente haz de luz en mitad del firmamento, no solo los despertó, sino que también asustó a todas las ovejas, que despavoridas, corrieron en todas las direcciones posibles habidas y por haber.

El señor Antón hecha de menos a su padre, a su tío, al tío Ramón, pero lo que más hecha de menos, son aquellas costumbres que ahora se han perdido o han sido sustituidas por otras más modernas.

En su cabeza se forma constantemente una idea, la idea de que un día el también será olvidado, de que todo aquello que fueron y vivieron no será ni siquiera un vago recuerdo, y es precisamente esa idea la que le quita el sueño, la que no le dejará dormir esa noche, aquella por la que siente verdadero miedo.

PEVIMA.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

EL OBSERVADOR

Valencia, un día de mercadillo, paseando entre puesto y puesto, oigo  llanto, me paré a escuchar," salió la cotilla que llevo dentro", una chica joven con su bebé en brazos, comentaba desconsolada a otra señora, el susto que tenía al venir del pediatra, mi interés fue mayor y dejé los puestos de lado,
según comentaba, le había dicho la doctora, que si su hija, no dejaba de engordar, avisaría a los servicios sociales, y se la quitarían ; me quedé perpleja por semejante noticia, fui acercándome y
comprobé que era un bebe de meses. Le pregunté a la desdichada joven, que alimentación proporcionaba a la niña, ella rompiendo aun a llorar más, dijo que pecho, no daba crédito a las palabras de la colegiada, pues el pecho es a demanda de la criatura,¿ como iba a poner a dieta a su hija? le aconsejamos varias mujeres, pues el corrillo crecía, y todas llegamos a la misma conclusión;
que no hiciese caso, que su hija estaba preciosa y para nada obesa, que si se quedaba más tranquila, que acudiese ella misma a los servicios sociales, y se informase.
¿ Como puede un medico, ser tan sádico? " quizás es envidia de una cosa tan hermosa", no se puede generar miedo gratuitamente, se quejan de la baja natalidad, y a las primerizas les asustan de tal forma, que tienen miedo, hasta de perder a sus hijos.
       

E.Cabrejas

martes, 15 de diciembre de 2015

PERSONAJE CALCULADOR


En la vida, Susan no deja nada al azar, esta día y noche, calculando, hasta donde puede llegar, tanto en su trabajo, como en lo personal, quiere tener bajo su mano, todo el control, la casa, la ropa, la comida y hasta su mascota, tanto es así , que su cabeza es un no parar, ira esto bien, y si va mal,
cuando algo no está a su gusto, miente, a quien en ese momento está a su lado; aun sabiendo que lo 
hace mal , no puede evitarlo, si no está en sus cálculos, una patada le da.

       E. Cabrejas

EL EXTRAÑO

Lo vi, me llamo la atención, solo, el y nadie más; sus piernas parecían raíces que salieran de la misma tierra.evocaron en mi recios árboles, que por mucho que soplase el viento, no lo movería. Su espalda, tal cual una muralla, difícil de asaltar, pero a la vez protectora; de la cual surgían dos ramas, una a cada lado, tan recias como sus piernas, y pensé " que sentiría si rodeasen mi cuerpo " sintiendo el contacto de sus terminaciones, tan similares al resto; " que decir de su cabeza " era la copa perfecta, para ese árbol, sentí la tentación,de rozar con mis dedos su follaje, tan denso y oscuro, como la noche, el seguía solo, y yo ensimismada,en su contemplación, de pronto un movimiento, vi su rostro, me falto el aliento; era todo lo que yo había soñado encontrar, unas almendras, en su mirar, y una ternura "pensé yo " en su besar. Me perdí definitivamente al contemplar el conjunto, en su totalidad.
E.Cabrejas.

lunes, 14 de diciembre de 2015

Los Sentimientos



-PROTEGE A LOS TUYOS-
  • No debes decir nada. Solo quiero que me atiendas y que oigas lo que voy a decirte muy, muy despacio-
Ella estaba sentada en un harapiento sillón orejero de rallas descoloridas hasta más allá del tono pastel. Contrastaban con la oscuridad de las perneras de su pantalón negro de piel que observaba desde arriba, con la cabeza inclinada. De vez en cuando subía la mirada, nunca la cabeza, y a través del enrejado de los hilos que formaban pequeños agujeros a la altura de sus ojos, veía a los dos hombre frente a ella, sentados en sillas tras una mesa de plástico blanco de las que hay en las terrazas de los bares y que llevan impresa la propaganda de alguna cerveza. Delante de ellos no había nada, tan sólo un libro y un móvil que destelleaba de vez en cuando mientras su zumbido lo desplazaba unos milímetros de su posición.
Tenía los pies descalzos y sentía el frío del mes de octubre de Brujas, tan húmedo y desapacible. Veía sus botines de ante marrón oscuro al lado de un pilar, tirados como cualquier cosa, dejados caer allí, cerca de los dos hombres. No recordaba cuándo se los quitaron, ni tampoco cuando le habían colocado por encima la rasposa túnica azul añil que ahora le cubría todo el cuerpo como una tienda de campaña. Ella sabía que era un burka y que muchas mujeres musulmanas lo llevaban por creencia o por obligación, pero ella hacía mucho tiempo que estaba lejos de eso, de que pudieran afectarle esas costumbres y ritos del Libro sagrado. Vivía hace años en Europa, había estudiado y trabajaba allí, y no tenía nada que ver con lo que había quedado atrás.
De nuevo el hombre habló en un perfecto árabe estandar, como el que se habla en la Administración.
-Tú quieres a tu familia. La recuerdas, ¿no es así?. Ellos están tan orgullosos de ti, de que pudieras prosperar y llegar donde estás, de que no vivieras la guerra, el hambre que se han guardado sólo para ellos, que no han compartido contigo.-
No había ni un solo movimiento en alguno de los músculos de su cara. Lanzaba las palabras como pequeñas pelotas de hierro y todas rebotaban en ella, en su cuerpo maltrecho que veía en el interior del burka, en sus ojos caramelo que se cerraron lentamente y entendieron qué estaba pasando.
Ella creía que estaba tan lejos y que en su huída soltó el lastre de la desesperación, de la incomprensión y de la locura. No se dio cuenta de lo feroz que es la prepotencia y cómo de alargada llega a ser la maldad de los hombres.
-Debes protegerlos Asisa. Tú eres lo único que les queda y deberás cuidar que no les pase nada-
Vió caer sus pequeñas lágrimas encima de sus piernas, silenciosas, recorriendo con lentitud un camino lleno de cables de colores, rojos, amarillos y verdes, de belcro y metal que se adosaba a su cintura, alrededor de toda ella y sobre el que caían sus cabellos suaves del color de la canela.

Por Elena Herrero

Los Sentimientos



SITUACION EMBARAZOSA-
Desde luego en el año 1985 no eran las cosas como ahora. Los abrigos no eran como ahora y las clases de derecho tampoco.
Yo estudiaba mi quinto curso de carrera en la antigua Facultad de la Avenida Blasco Ibáñez, en una clase que había al final de un corredor larguísimo del primer piso del edificio. A primera hora de la tarde teníamos Historía del derecho con un catedrático viejo y altivo que había escrito un libro pesado y en desuso y que se limitaba a leernos en los 90 minutos que duraban las dos clases seguidas de su asignatura. Orientada al norte, en invierno era el momento del día que más aclimatada estaba el aúla y nos dormíamos disimulando detrás de las hojas llenas de frases que no iban a ninguna parte, y a medida que avanzaban las horas, el frío nos hacía casteñetear los dientes y temblequear el bolígrafo en la mano al coger apuntes.
Estabamos lejos de cualquier sitio. De la Secretaría, de los baños, de la escalera e incluso de la salida. Creo que era porque ya no eramos muchos y nos colocaban en cualquier sitio. No ibamos a protestar el último año, lo único que teníamos era ganas de salir de alli.
El aula tenía dispuestas las mesas y bancos en dos grandes bloques de atrás hacia adelante, con dos pasillos en los laterales y uno en el centro entre ellos, de manera que para salir, si estabas en el medio, debías molestar a tus compañeros.
Esa tarde teníamos examen de financiero. Una materia densa y absorvente los impuestos, que me hacía concentrarme de forma inusual en mí. Todo preparado. Los lápices, el DNI, los folios, había ido al baño y estaba preparada para dos horas seguidas frente la impuesto de patrimonio y el de sociedades. Me encontraba cómoda colocada en el centro de la fila que me había correspondido. Hacía frío, pero transcurridos los primeros 10 minutos escribiéndo frenéticamente comencé a tener calor y sentada como estaba me quité las mangas del abrigo y lo dejé en el banco, a mi espalda. Me sentía mejor. Continué hasta el final y bordé las respuestas del contenido del examen.
Cuando acabé firmé los folios y con mi identificación fui arrastrandome por el banco hasta llegar al pasillo, con ganas ya de entregar la prueba, recoger mis cosas e irme a casa. Me dirigí a la mesa del profesor al final del aúla colocada delante de una inmensa pared de ladrillo visto y dos enormes pizarras, y entregué mi examen. Volví sobre mis pasos percibiendo miradas en la nuca al pasar junto a mis compañeros y torné a mi antigua plaza, momento en el que la voz susurrante de la estudiante a mi mi espalda me comenta que llevaba el vestido metido dentro de las medias y tal cual iba enseñando mis posaderas a todo el mundo.
La tierra no me quiso tragar aunque yo se lo pedía una y otra vez, y el calor sofocante que me invadió todo el cuerpo iba a compensar con muchas creces las heladas tardes que aún me quedaban por pasar en ese aula.
Por Elena Herrero



DIA DE DIFUNTOS



- DIA DE TODOS SANTOS-
-Josefina por favor, date prisa. Mujer, que no nos va a dar tiempo de verlos a todos.
Que hombre –pensó ella-, siempre igual. Y en el fondo, lo único que quiere es ver a sus amigotes que vienen al pueblo desde Valencia o Albacete para Todos Santos. Mira que le gusta controlar si este lleva aún el bastón, cómo ha quedado aquel después de la operación de cataratas, si la mujer de aquel otro le sigue llevando flores naturales o ya ha cambiado al plástico.
-Ya voy Andrés. Ya voy- ¡Ni que fueran a ponernos falta, caray!-Se dijo a sí misma- Cuanto paripé Dios mío. Claro que él siempre fue el señorito del pueblo, tan arreglado a todas horas, tan estirado en misa. Y va y se casa con la hija del mulero que le llevaba las tierras a su padre. Y de hijos, nada de nada. Menuda vida.
-Pero, ¿Ya estas preparada o que?- Le preguntó rompiendo sus pensamientos.
- Sí hombre sí. Menos mal que sólo es una vez al año- Y la verdad es que el pequeño cementerio se llenaba de color y sonidos ese día. Las cascadas de flores colgaban desde los nichos más altos y se enredaban con las de los más bajos hasta formar cabelleras larguísimas de frescos colores y si además el día era claro y frío, el azul del cielo entraba en escena, como un telón de fondo, vistiendo las lápidas blancas y negras con hermosos trajes primaverales. Los sonidos eran inevitables, un susurro por aquí, un buenos días por allá, algún niño llorando en el carrito. Pero tampoco estaba mal –pensó ella- el resto del año no había más que silencio roto por el zumbido de las moscas y los abejorros.
-Mira mi primo Ernesto cómo está- dijo él- Ya no le queda nada. Lo poco que tenía cuando los hijos se plantaron y no dejaron que fuera más a las partidas del Molino, se lo han repartido y casi que lo dejan en la miseria.
-Pero hombre, Andrés-le replicó ella- Si se jugó la herencia en vida. ¿Qué no sabes que los hijos le pagan una pensión para la residencia?. Madre mía. Con lo cuartos que tenían. Aunque, alguno los habrá recogido, digo yo- continuó ella con tono reprobador.
-¿Estás hablando de Arturo?. Preguntó él.
-Pues claro Andrés.-Le contestó. Y no del que tenía los huevos duros, sino de tu otro primo, que sabes muy bien de quien te hablo.
-Josefina, no te vayas de la lengua, no te vayas de la lengua.- Dijo él. Mirá por ahí viene el nominado.
- Caray cómo va de arreglado y de estupendo- susurró ellá. Recordó los muchos días que su marido y sus dos primos iban a hacerse el aperitivo al bar del pueblo, pagando Andrés, claro. Hasta que le fallaron los riñones y no hubo más remedio que ir todos los días a Albacete para la diálisis. Pobre Andrés. Pensó que siempre iba a ser joven, que estaría rodeado de la familia hasta el final. Y mira por donde hubo estampida general. Menos mál que hemos tenido dinero siempre. No mucho, pero algo, entre las herencias de cada uno y de lo que él ganó en la Caja Rural. Así pudimos pasar la enfermedad. Porque si es por la familia….y él dale que te pego, que vamos a verlos, que vamos a verlos.
-Josefina, por favor, hazte un poco hacía allá que no veo nada, que esto es muy estrecho y mira, creo que por allí viene el primo Agustín…y creo, creo, que nos ha traido flores!- Dijo él con alegría.
- Señor, menos mal que sólo es un día al año.



DÍA DE DIFUNTOS





¿QUIÉN ES MARÍA JOSÉ?

Hoy apenas somos seis, incluida la profesora, en el aula del Taller Literario; y dada la la proximidad de Hallowen o Día de los Santos, cambiamos la clase --truco o trato-- por una distendida charla sobre muertos redivivos, cementerios encantados, encuentros con la Santa Compaña, trasgos camineros, brujas, homúnculos y todo tipo de prodigios.

   Envueltos en este clima de ocultismo, de misterio, María José llama nuestra atención sobre la teatral visión del cielo desde la ventana. En efecto, la luna llena se ofrece en todo el esplendor de su oronda blancura, haciendo buenos los relatos y leyendas sobre su capacidad de mezclar las mentiras y las realidades, la cordura y la locura, lo evidente y lo recóndito...

   Nos arremolinamos en su contemplación y, absortos, quedamos ateridos por un extraño viento helado. Atónitos observamos a la profesora enhiesta en toda su estatura, con los brazos cruzados sobre el pecho, el rostro pálido y los ojos como brasas. Espantados, con la sangre en los zancajos, contemplamos cómo se eleva del suelo lentamente hasta quedar suspendida en el aire por encima de los pupitres. Hierática en su levitación, desaparece por la ventana abierta, desde donde, momentos antes, contemplábamos la luna.

    Silencio. Son las ocho. La clase ha terminado.

  Recogemos nuestros bártulos y salimos al pasillo encogidos, temblorosos, sin cambiar entre nosotros ni una sola palabra. No hemos avanzado todavía cuatro pasos cuando la voz de María José, que nos sonríe despreocupada desde el quicio de la puerta del aula, nos advierte: Escribid un relato corto para el lunes: fenómenos paranormales, apariciones, sesiones de Ouija... lo que se os ocurra. Si os extendéis un poco no importa, tenemos tres días por delante. Feliz fin de semana.



                                                                                                  Fernando Garrido Redondo







VALLE DE ORDESA 02-08-2009

EL MUNDO DE MIS SUEÑOS

Recuerdo este sendero con la ansiedad vivida, algo que tuve la dicha, de sufrir y observar al mismo tiempo .Dejo los rayos del sol pasar a través de mi cuerpo, y ilumine el alma, donde las zonas oscuras se limpian con perseverancia y valor. Siempre busco amor y afecto hacia la montaña.
Me sorprende brusco cambio del tiempo: al caer la tarde una niebla envuelve la montaña entre la misma esta lo desconocido, tras la niebla incesante, el nuevo amanecer.
El andariego, siempre camina con gran observación, controla las nubes, le teme al cierzo, al desprendimiento de glaciales, mira donde coloca los pies, la mente, da la estabilidad necesaria, para seguir el camino.
De frente el acceso al Aneto, lo afronto con un inicio pausado, bajo pulsaciones mi cuerpo lo agradece, no esta acostumbrado a esta elevaciones, tras de mi oigo una conversación, sobre mi sombra dos andariegos, me presento soy Ramos, ellos Chema, y Carmelo, les pregunto sois Vascos, Chema contesta de Bilbao, tu de Valencia, quiero conocer estas elevaciones ya que en mi Comunidad, son algo inferiores, les pregunto donde habéis cogido el sendero, lo iniciamos en Irun, yo en Canfran, seguimos caminando ganamos altura, la sombra esta bajando, en la izquierda un rellano creado por la naturaleza nos invita al descanso el cuerpo lo necesita plantamos las tiendas de campaña, sacamos alimento y realizamos una merienda cena de las mochilas, prevalece la Fabada Asturiana, regada con un vino tinto que saca Carmelo, con chistes y anécdotas, el cansancio nos venció quedamos dormidos, sobre las tres de la madrugada, me despierta el roncar de uno de ellos, para mi fue una alegría.
La claridad de la Luna llena, tengo la impresión que son las tres de la tarde me impresiona, con la claridad de las tres de la tarde, de una tarde de Septiembre, quedo sorprendido, saco la maquina de fotografiar de la mochila para realizar unas fotos, las montañas limpias de vegetación, la roa viva en una altura aproximada de 2.700 metros, Sobre el nivel del mar, me coloco en el interior del saco y dormí hasta que Chema me despertó.
Nos despertamos el desayuno, saco lomo y con un poco de Sanguis acabamos la botella de vino, recogemos los enseres y desperdicios los dejamos en un recipiente, nos ponemos en marcha, sobre doscientos metros nos despedimos, tomamos caminos diferentes.


Continuo el ascenso hasta llegar a la cumbre del Aneto, en la cima del mismo sobre mi cuerpo, sentí esa ilusión desconocida de haber realizado la ascensión, una vez en lo mas alto pego un grito de alegría cojo aire puro doy vueltas sobre si mismo y decido descender, con tranquilidad y el trabajo bien echo me situó
Sigo el sendero G. R. II. Con dirección Oeste en busca del monte perdido. Paso en el pie del mismo, paso la noche en un pequeño Refugio que me quedo malos recuerdos el nombre se olvido al salir por la puerta si una tienda que aprovechó de mi paso. Ese DIA hice noche en el Refugio de Goriz, me duche con agua fría quede como nuevo cene fuerte y el desayuno pasta variada y café con leche.
Al pagar la cuenta me pregunto hacia donde iba le comunico que voy dirección al refugio de Pineta,

Andrés Ramón Gil





- SIGNIFICACION DE GESTOS -
Ya era el 25 por la mañana y faltaban escasas tres horas para que los japones llegaran al edificio de nuestra empresa en Madrid.
Nos habían comprado en bolsa, aproximadamente hacía un mes, mediante una retorcida maniobra financiera y, del día a la mañana, nos convertimos de mediana empresa de ámbito nacional a grandísima multinacional y era hoy cuando conoceríamos a nuestros nuevos jefes.
Llevabamos varios días bromeando sobre la transformación que había sufrido nuestra piel, pelo y ojos. Saludándonos al estilo de la película “El imperio del Sol” en el ascensor y gesticulando movimientos de tai-chi cuando llegabamos por la mañana al aparcamiento. “Sayonara” decíamos al despedirnos en tono guasón, cuando en el fondo sabíamos que ibamos a entrar a formar parte irremediable de las ceremonias del mundo asiático que, por supuesto, desconocíamos.
Mi socio y yo pasamos varios días recopilando información sobre la forma de la reunión que hoy ibamos a tener. Ni idea de quien vendría, ya que únicamente se nos había informado de la llegada de una representación de la empresa para un primer contacto.
Los japoneses son un pueblo ceremonioso, de arraigadas costumbres y muy respetuosos con los demás. Cuidar los modales y el comportamiento era tan importante como llevar una buena propuesta de fondo.
Con exquisita puntualidad llegaron sonrientes. Eran ocho personas, dos mujeres y seis hombres… y nosotros únicamente dos. Sabíamos que el espíritu de grupo se encuentra muy arraigado, así que en las reuniones suelen ser numerosos, pero eso no nos amilanó
Empezaron las presentaciones que ya sabíamos eran muy importantes. El saludo tradicional japonés consiste en una leve inclinación de cabeza, mayor cuanto más importante es la persona a la que saluda. Este gesto es una muestra de humildad y de respeto. Se utiliza siempre que encuentran a una persona conocida. Esperamos su forma de actuar. Las mujeres se inclinaban con los brazos en la parte frontal de sus muslos, los hombres con las manos en los costados y su mirada fija en el suelo sin contacto visual directo.
Después hubo intercambio de tarjetas de alta calidad impresa, en inglés por un lado y en japonés por el otro...también nos habíamos preparado para esto y, sosteniendo las nuestras con las dos manos, de pie, las íbamos entregando con una pequeña inclinación de cabeza recibiendo las suyas y leyéndolas detenidamente.
Por supuesto el inglés era la lengua vehicular, pero además nos habíamos aprendido algunas palabras en japones para el saludo y la etiqueta, hecho que les agradó y por el que expresaron profundo agradecimiento.
Comenzamos nuestra exposición y ocho cabezas comenzaron a asentir a la vez y de forma continuada. Estabamos un tanto incómodos, pues el planteamiento no parecía agradarles y sin embargo continuaban asintiendo, hasta que nos dimos cuenta que aquello no era un sí por respuesta y que estabamos malinterpretando un gesto que, en realidad, quería transmitirte atención y disposición a escuchar nuestra intervención, nada más.
Tras nuestra perplejidad, aparecieron en la mesa algunas de las pistas que dan los japoneses para saber que todo va por buen camino: hacen muchas preguntas, solicitan que les amplíen la información, piden detalles, abren espacios de socialización, hablan de dinero, finalmente concretan fechas y términos especiales.
El punto final fueron los regalos preparados con anticipación porque nos habían explicado que era todo un ritual. Los colores y papel elegidos que den buena suerte y que no tengan un significado negativo para ellos. También extendiendo el regalo con las dos manos y recibiéndolos de la misma manera. Se dan al terminar las reuniones ya que es una muestra de agradecimiento por habernos atendido y no se abren en el mismo momento, sino después, en privado.
Mi socio y yo recibimos ocho servilletas cada uno decoradas con preciosos motivos japoneses de las que a continuación os dejo una muestra.
Ja mata, yoroshiku
じゃまた宜しくお願いします
O lo que es lo mismo: encantado de conocerte y hasta otra.

Por Elena Herrero